Se espera que los Bancos Centrales de EE. UU. y del Reino Unido incrementen las tasas de interés en 75 puntos base, resaltando la presión inflacionaria.

La semana pasada, los mercados de deuda de EE. UU. y el Reino Unido experimentaron un rebote; la deuda estadounidense dejó de caer y terminó con 12 semanas de descenso, mientras que la deuda británica subió durante dos semanas consecutivas. El mercado espera en general que la Reserva Federal y el Banco Central del Reino Unido aumenten las tasas de interés en 75 puntos base en sus reuniones de política monetaria esta semana.

A pesar de que el aumento de tasas es el mismo, su significado para los bancos centrales de ambos países es muy diferente. Para la Reserva Federal, será el cuarto aumento consecutivo de 75 puntos base, lo que la coloca en una encrucijada entre la recuperación económica y la alta inflación. El mercado espera que la Reserva Federal pueda inclinase por evitar una recesión. En cambio, para el Banco Central del Reino Unido, un aumento de 75 puntos base será el mayor desde 1989, lo que muestra su mayor inclinación a priorizar el control de la inflación.

Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU. han retrocedido a alrededor del 4%, y algunos inversores creen que la Reserva Federal podría ralentizar el ritmo de sus futuros aumentos de tasas. Algunos funcionarios de la Reserva Federal también han expresado puntos de vista similares, preocupados de que un aumento excesivamente agresivo en las tasas podría llevar a una recesión económica. Sin embargo, la inflación en EE. UU. sigue siendo alta, con el índice de precios PCE subyacente de septiembre acelerándose por segundo mes consecutivo.

El mercado ya ha digerido básicamente la expectativa de un aumento de 75 puntos base en noviembre, pero todavía hay discrepancias sobre el aumento en diciembre. Algunos analistas creen que la Reserva Federal podría querer deshacerse del modelo único de 75 puntos base, pero necesita ver que los datos de inflación comiencen a disminuir. Al mismo tiempo, las expectativas del mercado sobre las insinuaciones de la Reserva Federal de ralentizar el ritmo de aumentos están en aumento.

El Banco Central del Reino Unido se enfrenta a una situación más complicada. La tasa de inflación en el Reino Unido alcanzó el 10% en septiembre, volviendo a su nivel más alto en 40 años. Al mismo tiempo, la recesión está a la vista, y se espera que pueda durar hasta 2024. Aunque el Banco Central del Reino Unido comenzó a aumentar las tasas de interés más temprano, el aumento ha sido menor que el de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Además, el plan de recortes de impuestos radical del ex primer ministro Truss provocó turbulencias en el mercado de deuda, y el nuevo gobierno necesita urgentemente reconstruir su credibilidad.

Con la estabilidad política, el mercado de deuda del Reino Unido ha estado relativamente tranquilo recientemente. Sin embargo, el Banco Central del Reino Unido todavía enfrenta una gran presión para buscar un equilibrio entre controlar la inflación y evitar una recesión económica. La reunión de política monetaria de esta semana se llevará a cabo sin detalles claros sobre la política fiscal, lo que añade dificultad a la toma de decisiones.

En general, los bancos centrales de Estados Unidos y Reino Unido enfrentan una intensa presión inflacionaria, pero existen diferencias en sus respectivas condiciones económicas y objetivos de política. La reunión de política de esta semana proporcionará una guía importante para el mercado, y los inversores estarán atentos a las decisiones de los bancos centrales de ambos países y a las implicaciones de estas para la dirección futura de la política.