El miércoles, hora local, una publicación en las redes sociales abrió una puerta hacia un territorio desconocido en el sector financiero inmobiliario de Estados Unidos. El director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda (FHFA), William Pulte, intervino personalmente, ordenando a las dos "anclas" del mercado hipotecario estadounidense, Fannie Mae y Freddie Mac, que se preparen para aceptar criptomonedas como garantía. Esta noticia no fue precedida por ningún extenso comunicado oficial, sino que se presentó de manera abrupta y con un estilo muy contemporáneo, llevando a la vanguardia una visión grandiosa: convertir a Estados Unidos en la "capital mundial de las criptomonedas".
Esto no es simplemente un ajuste de política, se asemeja más a una apuesta audaz que cruza el Rubicón financiero. Una clase de activos conocida por su alta volatilidad y especulación extrema está a punto de ser conectada a la piedra angular más sensible de la economía estadounidense: un vasto mercado de más de 13 billones de dólares. Los nervios del mercado fueron instantáneamente estimulados, y los dolorosos recuerdos de aquel tsunami financiero de 2008 fueron reavivados. ¿Es esta una solución innovadora para la crisis de vivienda, o es una imprudente apertura de una nueva herida que podría desencadenar una infección sistémica sobre viejas cicatrices? Para encontrar la respuesta, necesitamos despejar la niebla y ver las cartas ocultas de cada jugador en la mesa.
Piedra de toque: El cambio en el "entendimiento" regulatorio
Las instrucciones de Powell parecen repentinas, pero en realidad son el primer acelerón en una pista cuidadosamente despejada. Antes de esto, el rumbo regulatorio de Washington ya había cambiado silenciosamente. Una acción de "descongelación" coordinada está allanando el camino para esta gran apuesta.
El núcleo de la transformación es la eliminación sistemática de las barreras del pasado. A principios de 2025, la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) y la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) se unieron para revocar varias directrices restrictivas anteriores sobre la participación de los bancos en el negocio de criptomonedas. Estos documentos eran el "hechizo restrictivo" que mantenía a los bancos tradicionales alejados del mundo de las criptomonedas. La versión oficial dice "apoyar la innovación", pero la interpretación del mercado es más clara: la luz verde ya está encendida.
Siguiendo esto, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) también derribó otro alto muro, derogando el controvertido Boletín de Contabilidad del Empleado No. 121 (SAB 121). Esta regulación había obligado a los bancos a contabilizar los activos criptográficos mantenidos en nombre de los clientes como pasivos propios, lo que aumentaba enormemente el costo de proporcionar servicios de custodia. Con este obstáculo eliminado, la puerta para que los bancos ingresen masivamente al campo de la custodia de criptomonedas se ha abierto por completo.
Esta serie de acciones que parecen independientes se entrelazan en un camino claro: desde permitir la custodia, hasta fomentar la participación, y ahora, instruyendo al núcleo del sistema financiero para que acepte esto como colateral. Los reguladores han creado una serie de medidas, construyendo una "autopista" sin obstáculos para que los activos criptográficos pasen de los márgenes al centro.
En el centro del escenario: el gigante que carga con la historia
Para entender el peso de este acelerador, es necesario comprender el papel de dos gigantes: Fannie Mae y Freddie Mac, así como su historia poco gloriosa durante la crisis de 2008. Como empresas de apoyo gubernamental creadas por el Congreso, inyectaron liquidez vital al mercado mediante la compra y garantía de hipotecas, siendo sus estándares de suscripción la "ley suprema" de la industria.
Y supervisar a estos dos gigantes, la FHFA, cuya creación es en sí misma un producto de la crisis de 2008, su misión central es prevenir que la historia se repita. Esto constituye la contradicción más dramática del momento: una institución creada para "des-riesgar", ahora ordena a sus regulados que abracen un activo conocido por su alto riesgo. Esto es lo mismo que hacer que un paciente recién recuperado de una grave enfermedad pruebe un nuevo medicamento potente de componentes desconocidos. Bajo el liderazgo firme del nuevo director, Pult, las preocupaciones del mercado no son infundadas.
Dominó: cómo el riesgo evoluciona de apuestas individuales a tormentas sistémicas
Antes de que los dos gigantes fueran llevados a la mesa de juego, ya existía un mercado de préstamos "nicho" que atendía a los poseedores de criptomonedas. Empresas de tecnología financiera como Milo y Figure tienen un modelo muy simple: los prestatarios ofrecen activos criptográficos como garantía, que superan con creces el monto del préstamo, a cambio de fondos para comprar una casa. El mayor riesgo de este modelo radica en la "notificación de margen" (Margin Call); si el mercado se desploma, y el prestatario no puede aportar más garantías, los activos colaterales serán liquidados. El riesgo se limita estrictamente a este pequeño ámbito entre ambas partes del préstamo.
Sin embargo, una vez que Fannie Mae y Freddie Mac entran en acción, comienza a desarrollarse un inquietante guion familiar. La trayectoria de la crisis de 2008 comenzó precisamente con el empaquetado y la difusión del riesgo. En aquel entonces, los bancos empaquetaron una gran cantidad de préstamos subprime de mala calidad en valores aparentemente seguros (MBS), vendiéndolos al mundo a través de las garantías de los dos gigantes, y al final, nadie sabía dónde estaba realmente el riesgo, hasta que todo el edificio colapsó.
Ahora, podemos imaginar fácilmente una escena similar: los bancos otorgan préstamos respaldados por activos criptográficos, que luego se venden a Fannie Mae y Freddie Mac, que los empaquetan en "valores respaldados por hipotecas criptográficas" (CMBS), y gracias a la garantía implícita del gobierno, fluyen hacia fondos de pensiones, compañías de seguros e inversores de todo el mundo. Cuando este riesgo, que originalmente pertenecía a individuos, se amplifica e inyecta en todo el sistema financiero, podría activarse el "ciclo de retroalimentación negativa" advertido por la Reserva Federal. La directiva de la FHFA intenta conectar este juego especulativo en un pequeño círculo con la infraestructura de vivienda nacional, el tamaño de la apuesta es evidente.
¿Antídoto o veneno: el choque de dos futuros?
Los partidarios y opositores de esta política pintan un futuro completamente diferente.
En la opinión de algunos, esta es una "jugada de genio" para resolver la crisis de vivienda en Estados Unidos. Los datos no mienten: cerca de tres cuartas partes de las familias estadounidenses están excluidas debido a los altos precios de la vivienda. Al mismo tiempo, se está formando un enorme grupo de poseedores de criptomonedas, en su mayoría jóvenes, que poseen grandes fortunas digitales, pero también enfrentan la difícil situación de "subirse al tren". El núcleo de esta política es construir un puente que conecte a este grupo de personas "ricas en activos, pero pobres en efectivo" con su necesidad urgente de vivienda.
Pero desde otro punto de vista, esto no es más que la reaparición del fantasma de 2008. Críticos como el economista Nouriel Roubini han descalificado las criptomonedas como "una burbuja especulativa sin valor intrínseco". Un funcionario del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) fue aún más directo: "Esto es como introducir otro tipo de valores no regulados en el mercado de la vivienda, como si 2008 nunca hubiera sucedido". Ellos creen que esta práctica solo avivará el mercado inmobiliario durante un mercado alcista, mientras que en un mercado bajista, la liquidación forzada golpeará simultáneamente a los mercados de criptomonedas y bienes raíces, creando una espiral descendente fatal. Lo que es aún más preocupante es que, en el contexto actual de una oferta de vivienda ya ajustada, la afluencia de un gran poder adquisitivo casi seguramente elevará los precios generales de las viviendas, creando una nueva brecha de riqueza.
Problema pendiente
Las instrucciones de Pulte solo han dado la señal de salida, el verdadero desafío radica en los innumerables detalles que hay antes de la línea de meta. Una serie de cuestiones clave siguen sin resolverse: ¿qué criptomonedas son elegibles para ser utilizadas como colateral? ¿Cómo se valorarán en tiempo real estos activos que fluctúan las 24 horas del día, los 7 días de la semana? ¿Cuál será la "tasa de descuento" (haircuts) establecida para cubrir el riesgo?
Es interesante que, en medio de todo el bullicio, los dos protagonistas de la historia —Fannie Mae y Freddie Mac— mantengan un silencio intrigante. Esto confirma la naturaleza políticamente impulsada de la directiva de arriba hacia abajo. Se encuentran involuntariamente envueltos en una "carrera armamentista" de tecnología y gestión de riesgos, y deben desarrollar en un corto período un sistema de gestión de riesgos que pueda rivalizar con el de las ágiles empresas de tecnología financiera. Esto representa un gran desafío para cualquier gran burocracia.
La directiva de la FHFA es, sin duda, un punto de inflexión. Marca el momento en que convergen una agenda política clara, un entorno regulatorio recientemente más laxo y la enorme inercia del sistema financiero de vivienda en Estados Unidos. El mercado inmobiliario, uno de los sectores más centrales de la economía estadounidense, ha sido oficialmente designado como el próximo campo de batalla para la fusión de activos digitales con el mundo tradicional.
Este movimiento elevará el papel de las criptomonedas de ser meros activos especulativos a convertirse en una potencial piedra angular para construir riqueza y realizar el sueño americano. El futuro, ya sea una gran leap hacia la inclusión financiera o un nuevo ensayo de inestabilidad sistémica, dependerá completamente de los planes de ejecución que se están desarrollando, llenos de detalles complicados. Esta vez, el mundo entero estará atento a si Estados Unidos aprenderá de la historia de 2008. La historia, apenas comienza.
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"Encriptación de hipotecas" aparece de la nada: ¿qué gran jugada está haciendo Washington?
Escrito por: Oliver, Mars Finance
El miércoles, hora local, una publicación en las redes sociales abrió una puerta hacia un territorio desconocido en el sector financiero inmobiliario de Estados Unidos. El director de la Agencia Federal de Financiamiento de la Vivienda (FHFA), William Pulte, intervino personalmente, ordenando a las dos "anclas" del mercado hipotecario estadounidense, Fannie Mae y Freddie Mac, que se preparen para aceptar criptomonedas como garantía. Esta noticia no fue precedida por ningún extenso comunicado oficial, sino que se presentó de manera abrupta y con un estilo muy contemporáneo, llevando a la vanguardia una visión grandiosa: convertir a Estados Unidos en la "capital mundial de las criptomonedas".
Esto no es simplemente un ajuste de política, se asemeja más a una apuesta audaz que cruza el Rubicón financiero. Una clase de activos conocida por su alta volatilidad y especulación extrema está a punto de ser conectada a la piedra angular más sensible de la economía estadounidense: un vasto mercado de más de 13 billones de dólares. Los nervios del mercado fueron instantáneamente estimulados, y los dolorosos recuerdos de aquel tsunami financiero de 2008 fueron reavivados. ¿Es esta una solución innovadora para la crisis de vivienda, o es una imprudente apertura de una nueva herida que podría desencadenar una infección sistémica sobre viejas cicatrices? Para encontrar la respuesta, necesitamos despejar la niebla y ver las cartas ocultas de cada jugador en la mesa.
Piedra de toque: El cambio en el "entendimiento" regulatorio
Las instrucciones de Powell parecen repentinas, pero en realidad son el primer acelerón en una pista cuidadosamente despejada. Antes de esto, el rumbo regulatorio de Washington ya había cambiado silenciosamente. Una acción de "descongelación" coordinada está allanando el camino para esta gran apuesta.
El núcleo de la transformación es la eliminación sistemática de las barreras del pasado. A principios de 2025, la Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) y la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) se unieron para revocar varias directrices restrictivas anteriores sobre la participación de los bancos en el negocio de criptomonedas. Estos documentos eran el "hechizo restrictivo" que mantenía a los bancos tradicionales alejados del mundo de las criptomonedas. La versión oficial dice "apoyar la innovación", pero la interpretación del mercado es más clara: la luz verde ya está encendida.
Siguiendo esto, la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) también derribó otro alto muro, derogando el controvertido Boletín de Contabilidad del Empleado No. 121 (SAB 121). Esta regulación había obligado a los bancos a contabilizar los activos criptográficos mantenidos en nombre de los clientes como pasivos propios, lo que aumentaba enormemente el costo de proporcionar servicios de custodia. Con este obstáculo eliminado, la puerta para que los bancos ingresen masivamente al campo de la custodia de criptomonedas se ha abierto por completo.
Esta serie de acciones que parecen independientes se entrelazan en un camino claro: desde permitir la custodia, hasta fomentar la participación, y ahora, instruyendo al núcleo del sistema financiero para que acepte esto como colateral. Los reguladores han creado una serie de medidas, construyendo una "autopista" sin obstáculos para que los activos criptográficos pasen de los márgenes al centro.
En el centro del escenario: el gigante que carga con la historia
Para entender el peso de este acelerador, es necesario comprender el papel de dos gigantes: Fannie Mae y Freddie Mac, así como su historia poco gloriosa durante la crisis de 2008. Como empresas de apoyo gubernamental creadas por el Congreso, inyectaron liquidez vital al mercado mediante la compra y garantía de hipotecas, siendo sus estándares de suscripción la "ley suprema" de la industria.
Y supervisar a estos dos gigantes, la FHFA, cuya creación es en sí misma un producto de la crisis de 2008, su misión central es prevenir que la historia se repita. Esto constituye la contradicción más dramática del momento: una institución creada para "des-riesgar", ahora ordena a sus regulados que abracen un activo conocido por su alto riesgo. Esto es lo mismo que hacer que un paciente recién recuperado de una grave enfermedad pruebe un nuevo medicamento potente de componentes desconocidos. Bajo el liderazgo firme del nuevo director, Pult, las preocupaciones del mercado no son infundadas.
Dominó: cómo el riesgo evoluciona de apuestas individuales a tormentas sistémicas
Antes de que los dos gigantes fueran llevados a la mesa de juego, ya existía un mercado de préstamos "nicho" que atendía a los poseedores de criptomonedas. Empresas de tecnología financiera como Milo y Figure tienen un modelo muy simple: los prestatarios ofrecen activos criptográficos como garantía, que superan con creces el monto del préstamo, a cambio de fondos para comprar una casa. El mayor riesgo de este modelo radica en la "notificación de margen" (Margin Call); si el mercado se desploma, y el prestatario no puede aportar más garantías, los activos colaterales serán liquidados. El riesgo se limita estrictamente a este pequeño ámbito entre ambas partes del préstamo.
Sin embargo, una vez que Fannie Mae y Freddie Mac entran en acción, comienza a desarrollarse un inquietante guion familiar. La trayectoria de la crisis de 2008 comenzó precisamente con el empaquetado y la difusión del riesgo. En aquel entonces, los bancos empaquetaron una gran cantidad de préstamos subprime de mala calidad en valores aparentemente seguros (MBS), vendiéndolos al mundo a través de las garantías de los dos gigantes, y al final, nadie sabía dónde estaba realmente el riesgo, hasta que todo el edificio colapsó.
Ahora, podemos imaginar fácilmente una escena similar: los bancos otorgan préstamos respaldados por activos criptográficos, que luego se venden a Fannie Mae y Freddie Mac, que los empaquetan en "valores respaldados por hipotecas criptográficas" (CMBS), y gracias a la garantía implícita del gobierno, fluyen hacia fondos de pensiones, compañías de seguros e inversores de todo el mundo. Cuando este riesgo, que originalmente pertenecía a individuos, se amplifica e inyecta en todo el sistema financiero, podría activarse el "ciclo de retroalimentación negativa" advertido por la Reserva Federal. La directiva de la FHFA intenta conectar este juego especulativo en un pequeño círculo con la infraestructura de vivienda nacional, el tamaño de la apuesta es evidente.
¿Antídoto o veneno: el choque de dos futuros?
Los partidarios y opositores de esta política pintan un futuro completamente diferente.
En la opinión de algunos, esta es una "jugada de genio" para resolver la crisis de vivienda en Estados Unidos. Los datos no mienten: cerca de tres cuartas partes de las familias estadounidenses están excluidas debido a los altos precios de la vivienda. Al mismo tiempo, se está formando un enorme grupo de poseedores de criptomonedas, en su mayoría jóvenes, que poseen grandes fortunas digitales, pero también enfrentan la difícil situación de "subirse al tren". El núcleo de esta política es construir un puente que conecte a este grupo de personas "ricas en activos, pero pobres en efectivo" con su necesidad urgente de vivienda.
Pero desde otro punto de vista, esto no es más que la reaparición del fantasma de 2008. Críticos como el economista Nouriel Roubini han descalificado las criptomonedas como "una burbuja especulativa sin valor intrínseco". Un funcionario del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) fue aún más directo: "Esto es como introducir otro tipo de valores no regulados en el mercado de la vivienda, como si 2008 nunca hubiera sucedido". Ellos creen que esta práctica solo avivará el mercado inmobiliario durante un mercado alcista, mientras que en un mercado bajista, la liquidación forzada golpeará simultáneamente a los mercados de criptomonedas y bienes raíces, creando una espiral descendente fatal. Lo que es aún más preocupante es que, en el contexto actual de una oferta de vivienda ya ajustada, la afluencia de un gran poder adquisitivo casi seguramente elevará los precios generales de las viviendas, creando una nueva brecha de riqueza.
Problema pendiente
Las instrucciones de Pulte solo han dado la señal de salida, el verdadero desafío radica en los innumerables detalles que hay antes de la línea de meta. Una serie de cuestiones clave siguen sin resolverse: ¿qué criptomonedas son elegibles para ser utilizadas como colateral? ¿Cómo se valorarán en tiempo real estos activos que fluctúan las 24 horas del día, los 7 días de la semana? ¿Cuál será la "tasa de descuento" (haircuts) establecida para cubrir el riesgo?
Es interesante que, en medio de todo el bullicio, los dos protagonistas de la historia —Fannie Mae y Freddie Mac— mantengan un silencio intrigante. Esto confirma la naturaleza políticamente impulsada de la directiva de arriba hacia abajo. Se encuentran involuntariamente envueltos en una "carrera armamentista" de tecnología y gestión de riesgos, y deben desarrollar en un corto período un sistema de gestión de riesgos que pueda rivalizar con el de las ágiles empresas de tecnología financiera. Esto representa un gran desafío para cualquier gran burocracia.
La directiva de la FHFA es, sin duda, un punto de inflexión. Marca el momento en que convergen una agenda política clara, un entorno regulatorio recientemente más laxo y la enorme inercia del sistema financiero de vivienda en Estados Unidos. El mercado inmobiliario, uno de los sectores más centrales de la economía estadounidense, ha sido oficialmente designado como el próximo campo de batalla para la fusión de activos digitales con el mundo tradicional.
Este movimiento elevará el papel de las criptomonedas de ser meros activos especulativos a convertirse en una potencial piedra angular para construir riqueza y realizar el sueño americano. El futuro, ya sea una gran leap hacia la inclusión financiera o un nuevo ensayo de inestabilidad sistémica, dependerá completamente de los planes de ejecución que se están desarrollando, llenos de detalles complicados. Esta vez, el mundo entero estará atento a si Estados Unidos aprenderá de la historia de 2008. La historia, apenas comienza.