El mercado nunca favorece a nadie, lo que ves de esplendor es solo el reflejo de la marea alta. Cuando ganes, recuerda agacharte y agradecer; cuando pierdas, también debes aprender a levantar la vista y mirar el camino. En un mercado frenético, hay oro por todas partes, pero no olvides que, cuando la marea baja, incluso un grano de arena puede convertirse en una piedra en el camino. La verdadera sabiduría no radica en perseguir el viento, sino en reconocer cuándo es momento de sentarse y observar la marea. Si consideras la suerte como habilidad, eventualmente te convertirás en una víctima del mercado. Yo solía blandir la espada ciegamente en los momentos bajos, y solo después de estar lleno de cicatrices entendí que la Posición corta y esperar es el mayor respeto hacia el mercado.
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El mercado nunca favorece a nadie, lo que ves de esplendor es solo el reflejo de la marea alta. Cuando ganes, recuerda agacharte y agradecer; cuando pierdas, también debes aprender a levantar la vista y mirar el camino. En un mercado frenético, hay oro por todas partes, pero no olvides que, cuando la marea baja, incluso un grano de arena puede convertirse en una piedra en el camino. La verdadera sabiduría no radica en perseguir el viento, sino en reconocer cuándo es momento de sentarse y observar la marea. Si consideras la suerte como habilidad, eventualmente te convertirás en una víctima del mercado. Yo solía blandir la espada ciegamente en los momentos bajos, y solo después de estar lleno de cicatrices entendí que la Posición corta y esperar es el mayor respeto hacia el mercado.