El giro en V de SXT: cuando la confianza se convierte en un criptoactivo negociable

Intermedio7/22/2025, 2:56:49 AM
Este artículo ofrece un análisis detallado de los fundamentos técnicos y las aplicaciones de SXT. También examina la alianza estratégica entre Microsoft, NVIDIA y Chainlink, y destaca cómo su colaboración impulsa la adopción de SXT en el mercado.

En el sector cripto, las subidas vertiginosas de precios son habituales, pero ciertos patrones de reversión —como las corrientes marinas profundas— indican cambios estructurales en el sector. Recientemente, mientras la mayoría de los principales activos permanecían en consolidación, un token poco conocido —Space and Time (SXT)— dibujó discretamente una notable “reversión en V” en su gráfico. El detonante no fue el entusiasmo de los minoristas ni la viralidad de un meme, sino dos gigantes del sector: Grayscale y Microsoft, referentes de las finanzas y la tecnología tradicionales.

Esta reversión representa mucho más que un ajuste de precio: supone una revalorización completa. Muestra cómo el capital más sofisticado del mercado ha dejado de perseguir el “próximo 100x” en la capa de aplicación y ha enfocado su atención en infraestructuras sólidas y resistentes. El lanzamiento por parte de Grayscale de un fideicomiso dedicado a SXT marca el inicio de un experimento mayor: convertir la “confianza verificable” en un activo institucional e invertible. Lo que se refleja en el gráfico de SXT es solo la primera señal de esta transformación en los mercados públicos.

Del “almacén de datos” al “motor de confianza”: la revolución silenciosa de la infraestructura

¿Cómo pueden los contratos inteligentes confiar en información externa? Por su naturaleza, las blockchains son sistemas cerrados y deterministas: laboratorios estériles que no pueden acceder ni conectar de manera directa y segura con el universo de datos off-chain. Esta “ceguera de datos” inherente ha limitado la innovación de las aplicaciones descentralizadas, dificultando que las dApps lleguen a su máximo potencial en sectores intensivos en datos como las finanzas, el gaming o la inteligencia artificial.

Durante años, los oráculos han actuado como “mensajeros” y han solucionado parcialmente el problema de la entrada de datos. Sin embargo, su función principal es transmitir información —no garantizan la confianza absoluta sobre el cálculo realizado. Imagine que un mensajero le informa: “Hoy hace 30°C”, pero usted carece de cualquier garantía sobre la fiabilidad del sensor o si el dato ha sido inventado.

Space and Time (SXT) apunta a resolver esta última “milla” de la confianza. En vez de limitarse a crear un almacén de datos descentralizado, ha desarrollado un “motor de confianza verificable” basado en una tecnología propia denominada “Proof of SQL”. Esta innovación combina la criptografía de conocimiento cero de vanguardia (ZK-SNARKs) con SQL, el lenguaje de bases de datos en el que confían millones de desarrolladores en todo el mundo.

Según el cofundador y CEO de SXT, Nate Holiday: “Las empresas quieren mover sus lógicas de negocio y datos a la blockchain, pero las limitaciones de costes, almacenamiento y computación les frenan. Nuestra solución conecta de manera fluida el procesamiento masivo de datos off-chain con contratos inteligentes on-chain, sin requerir confianza alguna”. Dicho de forma sencilla, SXT permite ejecutar consultas SQL complejas sobre enormes conjuntos de datos externos y, a continuación, generar un pequeño “recibo” seguro mediante criptografía. Los contratos inteligentes pueden validar este recibo rápida y económicamente en la blockchain, asumiendo el resultado como una certeza matemática sin preocuparse por la complejidad de cálculo ni la fiabilidad de los servidores.

Estamos ante un cambio de paradigma: la confianza pasa de modelos probabilísticos y de incentivos económicos al determinismo criptográfico. Esta visión coincide con la de Vitalik Buterin, fundador de Ethereum, quien sostiene que la tecnología ZK es el camino esencial para la escalabilidad y funcionalidad de blockchain, permitiendo a las redes validar cálculos complejos más allá de su capacidad nativa y manteniendo la seguridad.

Alianza entre gigantes

Si bien la tecnología de SXT es su elemento central, la “alianza de gigantes” que la respalda —Microsoft, NVIDIA y Chainlink— actúa como fuerza de mercado imbatible. Este respaldo es lo que permitió a Grayscale lanzar con total confianza un fideicomiso exclusivo para SXT: no se trata únicamente de apostar por una innovación aislada, sino por todo un ecosistema empresarial verticalmente integrado.

Microsoft es la “autopista” hacia el mundo corporativo. Su fondo de capital riesgo, M12, lideró la ronda estratégica de SXT, y la alianza es profunda: los servicios de SXT no solo están disponibles en Azure Marketplace, sino que también se integran de forma nativa en Microsoft Fabric —la plataforma analítica insignia de la compañía—, convirtiéndose en el primer y único proveedor de datos Web3 nativo de Microsoft. Es una asociación puramente estratégica: ninguna de las partes pagó a la otra por integrarse. La intención de Microsoft es clara: SXT amplía estratégicamente su ecosistema de datos empresariales, introduciendo datos Web3 fiables en su infraestructura—en el mejor sentido, un “caballo de Troya”.

NVIDIA, líder mundial en hardware de IA, aporta el “motor de cálculo”. La generación de pruebas de conocimiento cero exige una gran capacidad de procesamiento, y como parte del programa NVIDIA Inception, SXT disfruta del dominio global de NVIDIA en GPUs y del apoyo de su ecosistema de IA. Esta alianza muestra la ambición de SXT: convertirse en el hub de datos fiable en la intersección de la inteligencia artificial y el ámbito cripto.

Chainlink, el principal proveedor de oráculos, asegura la “última milla” de entrega. La integración profunda garantiza que los resultados verificables de SXT puedan llegar de forma segura y eficiente a cualquier contrato inteligente de cualquier blockchain pública. El resultado es un circuito empresarial cerrado: desde la computación de NVIDIA, pasando por la lógica principal de SXT, la distribución corporativa de Microsoft, hasta el despliegue en blockchain de Chainlink.

Cuando la infraestructura se convierte en un activo invertible

¿Qué implica en realidad la “reversión en V” de SXT? Tras el lanzamiento del fideicomiso de SXT por parte de Grayscale y el rápido aumento de los activos bajo gestión a cifras de ocho dígitos —solo superado por XRP entre sus novedades—, el mercado captó el mensaje.

Es lo que en finanzas se denomina “Davis Double Play”: primero, se reconoce el valor técnico de SXT, situando Proof of SQL como solución clave para la Web3. Segundo, y más relevante aún, se consolida su modelo de negocio y su posición estratégica. SXT ha dejado de ser un simple “proyecto de datos” para convertirse en una solución empresarial avalada por gigantes de la tecnología y las finanzas.

Grayscale “financiariza” la infraestructura: transforma el concepto abstracto del cálculo verificable, aprovecha su reputación y su canal regulatorio, y lo presenta como producto financiero regulado para inversores cualificados. El mensaje para los mercados es claro: invertir en SXT ya no es especular sobre una startup arriesgada, sino asignar recursos a una “materia prima digital” esencial —la confianza verificable— para la economía digital venidera.

La cotización de SXT ya no se guía solo por el ánimo especulativo a corto plazo, sino por una valoración más amplia: ¿cuánta cuota de mercado puede capturar en los sectores de datos empresariales y computación de IA? Cuando el valor de un proyecto pasa de “consumo” a “empresarial”, de “aplicación” a “infraestructura”, su estabilidad y potencial de crecimiento evolucionan. Ese es el sentido profundo de la “reversión en V”.

Cuando el ruido se disipe, no serán ni las blockchains más veloces ni las aplicaciones más vistosas quienes impulsen la próxima ola de crecimiento, sino la infraestructura invisible y fundamental que proporciona la base de confianza en el mundo digital. A través del SXT Trust, Grayscale no solo ha abierto una vía de futuro a los inversores, sino que ha marcado un cambio de paradigma: el valor acabará en manos de quienes generan confianza, sustentan aplicaciones y conectan los mundos digital y físico. La era de la rentabilización de la confianza acaba de comenzar.

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